¿Cómo las tecnologías del siglo XXI están afectando nuestra memoria?
La memoria, pilar fundamental de la identidad y la cognición. A través de ella, damos sentido a nuestras vivencias, aprendemos y conectamos con otros. Sin embargo, en un mundo cada vez más tiktokizado, nuestra relación con la memoria evoluciona a paso agigantado.
En este segundo cuarto de siglo que nos toca, factores como las tecnologías emergentes, los cambios en la comunicación y la creciente prevalencia de problemas de salud mental como la depresión, están afectando profundamente nuestra capacidad de recuerdo. ¿Qué sucede cuando dependemos de dispositivos y algoritmos para almacenar información o cuando nuestra salud mental dificulta la conexión con nuestros recuerdos?
En este escrito me propongo explorar brevemente cómo las tecnologías del siglo XXI están transformando la memoria humana, el impacto de plataformas como TikTok y la inteligencia artificial, y cómo afecciones como la depresión pueden influir en nuestra capacidad de retener información. Además, se abordarán estrategias para equilibrar estas influencias y proteger nuestra memoria.
Del lenguaje oral a la preservación escrita
Tradición oral como base de la memoria colectiva
Durante milenios, las sociedades humanas se basaron en la tradición oral como medio principal para transmitir conocimientos, historias y valores culturales. Esta dependencia implicaba un uso activo y continuo de la memoria, ya que no había herramientas físicas para almacenar información. Historias épicas, mitos y genealogías se transmitían de generación en generación mediante narraciones cuidadosamente estructuradas.
Para mejorar la retención, se desarrollaron técnicas como la repetición, el uso de ritmos y rimas, y la asociación de ideas con imágenes o eventos memorables. Estas estrategias no solo facilitaron el recuerdo, también permitieron la adaptación de los relatos a las circunstancias siempre cambiantes, convirtiendo la tradición oral en un medio vivo y dinámico.
El lenguaje escrito como revolución de la memoria
La aparición del lenguaje escrito marcó un cambio radical en la forma en que las sociedades preservaban la memoria. Al fijar las palabras en piedra, arcilla, papiro o papel, se logró una nueva estabilidad en la transmisión del conocimiento. Esto liberó a lxs individuxs de la necesidad de recordar todo de manera precisa, permitiendo que la memoria se externalizara en documentos.
A diferencia de la tradición oral, la escritura ofrece permanencia y precisión. Mientras que lo oral era adaptativo y fluido, lo escrito permitía la acumulación de información sin el riesgo de distorsión inherente a las transmisiones verbales. Por ejemplo, los textos de las civilizaciones antiguas, como las tablillas sumerias o los rollos egipcios, son testigos de cómo el conocimiento dejó de ser efímero para convertirse en un legado accesible a través del tiempo.
Este cambio no solo amplió las capacidades cognitivas humanas, sino que también sentó las bases para el desarrollo de sistemas educativos, científicos y culturales que dependieron menos de la memoria individual y más de los registros escritos. Sin embargo, también transformó la relación humana con la memoria, haciéndola más dependiente de herramientas externas.
Los principales avances tecnológicos que impactan en la memoria
a. Smarthpones y redes sociales
El constante flujo de notificaciones en los smartphones fragmenta la atención, lo que dificulta la memoria de trabajo [https://blog.fpmaragall.org/memoria-de-trabajo]. Cada vez que revisamos una notificación, interrumpimos el proceso cognitivo, lo que puede impedir la retención efectiva de información nueva.
Por ejemplo, las redes sociales como Instagram o Facebook están diseñadas para captar atención de forma intermitente [https://eirenegarcia.com/por-que-nos-enganchan-las-redes-sociales-psicologia-de-la-adiccion]. Esta dinámica reduce nuestra capacidad de enfoque prolongado, dificultando tareas que requieren concentración sostenida y, en última instancia, afectando la memoria a largo plazo[https://www.uab.cat/web/sala-de-prensa/detalle-noticia/como-se-crea-y-consolida-la-memoria-a-largo-plazo-1345667994339.html?noticiaid=1345825949766].
b. TikTok y la popularidad del video corto
La tendencia hacia el consumo rápido de información, ejemplificada por TikTok, ha cambiado significativamente la forma en que retenemos y procesamos datos. Videos de menos de un minuto buscan captar nuestra atención con contenido inmediato y visualmente atractivo, pero este formato fomenta una retención superficial. Cuando la información es consumida de forma rápida y sin contexto, es menos probable que sea almacenada en la memoria a largo plazo.
Esta preferencia por lo breve y directo plantea interrogantes sobre cómo afecta nuestra capacidad de análisis y aprendizaje. La memoria profunda requiere tiempo para procesar y reflexionar sobre lo que aprendemos, algo uque se ve limitado en plataformas que promueven la inmediatez. Aunque algunos estudios sugieren que consumir información en formatos breves puede aumentar la exposición a diversos temas [https://elpais.com/comunicacion/2023-06-14/las-redes-sociales-ganan-terreno-en-el-consumo-de-noticias-y-tiktok-sigue-su-ascenso-entre-los-jovenes.html], otros advierten que fomenta la distracción y la dependencia de estímulos constantes [https://www.revistaclinicacontemporanea.org/art/cc2024a3].
Por otro lado, TikTok también se ha convertido en un medio educativo [https://revistaeduca.org/index.php/educa/article/view/52]. Cuentas dedicadas a la ciencia, historia o idiomas han popularizado el aprendizaje informal, demostrando que el formato breve puede ser efectivo cuando se combina con repetición y claridad. Sin embargo, sigue siendo fundamental complementar este contenido con fuentes más completas para garantizar una comprensión profunda.
c. Almacenamiento en la nube
El almacenamiento en la nube, como Google Drive o Dropbox, permite externalizar la memoria, brindando accesibilidad inmediata a información importante. Esto reduce la necesidad de recordar detalles específicos, liberando espacio cognitivo para otras tareas.
Por ejemplo, en lugar de memorizar fechas, archivos o contraseñas, las personas recurren a la nube para mantener un registro seguro y accesible. Sin embargo, esta dependencia también puede generar una disminución en nuestra capacidad de recordar información básica.
d. Inteligencia artificial
Los asistentes virtuales como Alexa y Siri han transformado nuestra relación con la memoria natural. Al ofrecer respuestas inmediatas y recordatorios personalizados, la IA reduce la necesidad de retener ciertos tipos de información, como horarios o tareas diarias.
Por ejemplo, estos sistemas son capaces de anticipar nuestras necesidades, organizando información basada en nuestros hábitos. Aunque esto puede aumentar la eficiencia, también plantea riesgos al disminuir nuestra práctica de la memoria activa [https://psicologiaymente.com/inteligencia/teoria-memoria-activa-e-inactiva-lewis]. A largo plazo, esta dependencia de la IA podría afectar la plasticidad cognitiva, limitando nuestra capacidad para adaptarnos a nuevas situaciones.
El impacto de la salud mental en la memoria humana
La depresión tiene un impacto significativo en la memoria, afectando tanto la memoria de trabajo como la memoria a largo plazo. En la memoria de trabajo, las personas con depresión suelen experimentar dificultades para concentrarse y mantener información activa durante periodos cortos de tiempo. Esto se traduce en problemas para realizar tareas que requieren atención sostenida, como leer o resolver problemas complejos.
Además, la depresión afecta la memoria a largo plazo a través de un fenómeno conocido como «sesgo de la memoria»[https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/33783/Sesgos de memoria en adultos con depresion una revision sistematica.pdf]. Este sesgo lleva a las personas a recordar con mayor facilidad experiencias negativas o dolorosas, mientras que las experiencias positivas se perciben como menos accesibles o significativas. Este patrón no solo perpetúa los síntomas depresivos, sino que también influye en la manera en que las personas procesan y recuerdan eventos del pasado.
Estudios han demostrado una correlación directa entre la depresión severa y la dificultad para recuperar detalles positivos de la memoria. Por ejemplo, investigaciones de neurociencia han identificado que la actividad en el hipocampo, una región clave para la consolidación de la memoria, se ve reducida en personas con depresión prolongada [https://blog.aegon.es/salud-mental/que-pasa-en-el-cerebro-de-una-persona-con-depresion/]. Esto sugiere que la enfermedad puede tener efectos neurobiológicos duraderos en la capacidad para recordar.
Otras afecciones mentales y su impacto en la memoria
La ansiedad, especialmente en su forma crónica, también afecta la memoria, particularmente la memoria de trabajo. El estrés continuo asociado con la ansiedad eleva los niveles de cortisol, una hormona que, cuando está presente en exceso, puede interferir en la capacidad de mantener información activa y tomar decisiones claras.
Los trastornos del sueño, que a menudo acompañan la ansiedad, tienen una relación directa con la consolidación de la memoria [https://www.ucm.es/otri/las-personas-con-insomnio-cronico-sufren-alteraciones-cognitivas]. Durante el sueño, el cerebro organiza y almacena información adquirida durante el día. La falta de sueño interrumpe este proceso, resultando en dificultades para aprender y recordar información nueva. Por ejemplo, el insomnio crónico puede dificultar el rendimiento académico o profesional debido a la incapacidad de retener detalles clave.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es otro ejemplo en el que la memoria se ve afectada [https://www.merckmanuals.com/es-us/hogar/trastornos-de-la-salud-mental/trastornos-disociativos/amnesia-disociativa]. Las personas con TEPT puede experimentar flashbacks intrusivos de eventos traumáticos mientras tienen dificultades para recordar detalles específicos del presente. Esta dicotomía entre recuerdos intrusivos y olvidos refleja cómo el cerebro prioriza ciertas memorias bajo condiciones extremas de estrés.
La relación entre salud mental y memoria subraya la importancia de abordar estas afecciones para mejorar la calidad de vida y la capacidad cognitiva. Tratar la ansiedad, mejorar los patrones de sueño y manejar el estrés son pasos fundamentales para proteger la función de la memoria.
¿Qué efectos tiene la tecnología en nuestra mente?
El «efecto Google» y su impacto en la memoria
El «efecto Google» describe nuestra creciente tendencia a olvidar información que sabemos que podemos buscar fácilmente en línea. En lugar de recordar datos específicos, como fechas o definiciones, confiamos en motores de búsqueda para acceder a ellos cuando sea necesario. Esto puede reducir la práctica activa de la memoria, un componente clave para su fortalecimiento [https://www.psychologytoday.com/pe/blog/el-efecto-google-esta-danando-tu-cerebro]. Aunque esta externalización libera recursos cognitivos para otras tareas, también genera una menor profundidad en el aprendizaje, ya que la información no se almacena de manera efectiva en la memoria a largo plazo.
Consecuencias emocionales
La dependencia tecnológica puede llevar a una sensación constante de ansiedad por olvidar información importante. Por ejemplo, muchas personas sienten preocupación si pierden su teléfono, ya que almacenan en él datos esenciales, como contactos, calendarios o recordatorios. Esta dependencia genera una relación emocional con los dispositivos que, en algunos casos, puede amplificar la sensación de vulnerabilidad cuando no están disponibles.
Además, el uso constante de tecnología y notificaciones contribuye a una sobrecarga cognitiva, que puede manifestarse como fatiga mental o dificultad para desconectarse. Esto afecta tanto la productividad como el bienestar emocional, creando un ciclo de estrés y distracción.
Memoria a corto y largo plazo en un mundo digitalizado
La tecnología también influye en cómo procesamos la información a corto y largo plazo. La memoria a corto plazo se ve particularmente afectada por la multitarea digital, ya que las notificaciones y las distracciones interrumpen el enfoque necesario para consolidar datos. Por otro lado, la memoria a largo plazo depende de la repetición y la reflexión, procesos que son menos frecuentes en un entorno donde la información está siempre disponible.
El reto sería aprender a equilibrar el uso de la tecnología con hábitos que fomenten una memoria más activa y significativa, tanto a corto como a largo plazo.
5 Consejos para equilibrar tecnología y memoria humana
1. Practicá el détox digital
Desconectate periódicamente de tus dispositivos para reducir la dependencia tecnológica y permitir que tu mente descanse. Dedica tiempo a actividades sin pantallas, como leer un libro o disfrutar de la naturaleza. Estas pausas ayudan a reducir la sobrecarga cognitiva y a mejorar tu capacidad de concentración y memoria.
2. Realizá ejercicios de memorización como mnemotecnia
Las técnicas mnemotécnicas, como crear acrónimos o asociar conceptos con imágenes, pueden fortalecer tu memoria. Dedica unos minutos al día a practicar estos ejercicios para mantener tu cerebro activo. Por ejemplo, intenta memorizar una lista de palabras conectándolas a elementos visuales o historias.
3. Usá diarios o agendas físicas para tareas importantes
Escribir a mano tus pendientes, metas o reflexiones en un diario o agenda física no solo refuerza tu memoria, sino que también te ayuda a organizar tus pensamientos. Este proceso activa áreas del cerebro relacionadas con el aprendizaje y el recuerdo.
4. Limitá el uso de dispositivos para información esencial
Evitá depender exclusivamente de tus dispositivos para almacenar datos simples, como números de teléfono o listas. En su lugar, memorizá información básica para ejercitar tu memoria activa y disminuir la dependencia tecnológica.
5. Alterná entre lo analógico y lo digital
Incorporá actividades analógicas, como leer libros físicos o resolver crucigramas, junto con el uso de herramientas digitales. Este equilibrio estimula diferentes áreas del cerebro y promueve una memoria más versátil, adaptada tanto a lo tradicional como a lo moderno.
Reflexiones finales sobre tecnología y memoria
En este artículo fuimos explorando cómo las tecnologías del siglo XXI están transformando nuestra memoria, desde la dependencia de los smartphones y redes sociales hasta el impacto de plataformas como TikTok y el uso de inteligencia artificial. También discutimos la relación entre salud mental y memoria, destacando cómo afecciones como la depresión y la ansiedad afectan nuestra capacidad de recordar y procesar información. Además, identificamos estrategias prácticas para equilibrar la tecnología con hábitos que fortalecen la memoria humana.
La clave para integrar tecnología, salud mental y cognición radica en usar nuestras herramientas digitales de manera consciente. Es fundamental reconocer los beneficios que ofrecen mientras protegemos nuestra capacidad natural de recordar y reflexionar, fomentando hábitos que promuevan el bienestar cognitivo y emocional.
Mi recomendación personal es adoptar un enfoque equilibrado: utilizá la tecnología como un complemento, no como un sustituto. Cuidá tu salud mental, establecé límites saludables con los dispositivos y priorizá prácticas que fortalezcan tu memoria y tu bienestar general.